En un año de gran violencia política, a tres meses de la masacre de Ezeiza, Luis Alberto Spinetta se recluyó en Artaud, que venía leyendo disfrutando y sufriendo desde hace algún tiempo. No era el único en esa generación, pero sí el que lo leía con mucha atención, tirado en la cama de su adolescencia, entre los ensayos y sus escrituras en cuadernos.
El músico, que no poca expectativa tuvo con el peronismo (aunque la lluvia le impidió la presentación con Pescado Rabioso en el famoso recital del 31 de marzo), se había acercado cada vez más al surrealista con el texto “Van Gogh el suicidado por la sociedad”. Allí, el creador del “teatro de la crueldad” propone un estado de rebeldía permanente, un teatro que fuera más allá del pensamiento, del texto, de la representación, opuesto a la sociedad de ese tiempo.
Hace 50 años cantaba Luis Alberto Spinetta “Todas las hojas son del viento” con su guitarra acústica, jazzeaba y bluseaba con “Cementerio Club” (“que triste y solo voy a estar en este cementerio”) y regresaba a sus fuentes, a ese Almendra que había dejado atrás luego de un celebrado esplendor.
Y lo mismo sucedía con Pescado Rabioso; solo por decisión del músico figura en los créditos del disco, en el que no había tenido nada que ver. “Hoy es un álbum de culto mucho más importante que en su momento”, indica el músico Luis Albornoz.
Durante su presentación realizada dos domingos en octubre en el porteño Teatro Astral, por la mañana, y más tarde en un recital nocturno en el estadio Atenas de La Plata, se repartió un “manifiesto” que Spinetta tituló “Rock: Música dura, la suicidada por la sociedad”. Allí denuncia la “profesionalidad” y el “negocio del rock”.
Geometría y color
Desde la misma tapa “Artaud” hay una ruptura con el clásico cuadrado y se recuesta en las formas irregulares que algunos interpretaron como estrella; en rigor, la tapa del vinilo es una obra con forma octogonal irregular (realizada por el diseñador Juan Gatti), que presentó todo un problema para las disquerías (era incómodo desde la misma ubicación en las bateas) y un conflicto con la discográfica Talent en las que el artista no quiso negociar.
Los tonos también enfrentaban lo establecido: un verde con destellos amarillos (que Artaud había proclamado como colores opuestos de la muerte).
“Mañana es mejor”
“Con esta sangre alrededor, no sé qué puedo yo mirar…” modula en el tema “Cantata de puentes amarillos” donde afirma que “yo nunca voy a decir que todo tiempo pasado fue mejor, mañana es mejor” aludiendo, tal vez, a esos días de los que era testigo. Con una duración de nueve minutos se apartaba de lo establecido.
En “Bajan” cada letra es una imagen superpuesta en numerosos registros, propone al escucha un trabajo con numerosas asociaciones. “Starosta, que para mí es el nombre de un idiota, no es nadie y a la vez somos todos”, contó el compositor que muchas veces se veía presionado a explicar lo que escribía. El álbum termina con la novena canción “Las habladurías del mundo”, en la que se puede escuchar con insistencia “no estoy atado a algún sueño ya”.
“Por” es la canción que más se acerca a un planteo dadaísta, surgido en la cama con su novia Patricia Salazar, jugando con las palabras.
“Artaud” fue una expresión nada complaciente con la comercialización en el rock; de algún modo podría decirse que inauguraba la música progresiva, que en marzo- abril de ese año había llegado con a Pink Floyd con “El lado oscuro de la luna”.
La guitarra
Más allá de la poesía de “Artaud”, no pocos pusieron atención con las guitarras que grabó el creador de Almendra. Una Fender Stratocaster que, por ejemplo, Luis Albornoz tocó en casa de Héctor Starc. Esa guitarra tiene su propia historia en el país.
La grabación contó con invitados como Rodolfo García y Emilio del Guercio (ambos compañeros de Spinetta en Almendra) y Gustavo Spinetta en batería. Él tocó guitarras, piano y percusión.
“Artaud” ha sido votado una y otra vez como el Mejor Álbum de Rock Argentino de todos los tiempos. Toda la crítica especializada ha coincidido en que se trata de una ruptura en el estilo y que no tuvo una búsqueda comercial, sino personal.
“Le dedique a Artaud pero no tomé sus obras como punto de partida. Fue como un antídoto contra lo que opinó Artaud. La supresión del dolor y desesperación, para él la respuesta es la locura, para Lennon es el amor. Yo creo más en el encuentro de la perfección y la felicidad a través de la supresión del dolor que mediante la locura y el sufrimiento.”, describía “El Flaco”.
La frase “mañana es mejor” se aparta del Artaud nietzscheano; Spinetta plantea un futuro, con esperanza.
Recital distinto
En su libro “El año de Artaud”, el periodista e investigador Sergio Pujol, cuenta que cuando se presentó el músico en el Teatro Atlas estaba abarrotado de gente pero no de incondicionales. “Ellos querían más Pescado y lo que él tenía para darles era otra cosa. Se iban dando cuenta que el recital era un concierto, una experiencia estética y una unidad básica de la contracultura. Y con un manifiesto como el de las vanguardias artísticas, con denuncias a los poderes, a los representantes y productores en general”. (páginas 242 y 243).
El recital era distinto a lo usual: (también rompía en ese aspecto) se inició con fragmentos de películas como “El gabinete del doctor Caligari” y “Un perro andaluz”.
A 50 años del disco, este desvío poético y musical de Luis Alberto Spinetta no deja de ser una búsqueda de vanguardia.
Luis Albornoz: “Hoy es mucho más importante que en su momento”
“Fue un álbum de transición de Spinetta. No es Pescado Rabioso. Es un solista junto a su hermano Gustavo Emilio y Rodolfo. Una Fender Stratocaster de Starc, antes de Guido Meda. Es un poco de la onda de Almendra, casi por última vez. Lo próximo será Invisible. Ahí están las canciones inspiradas que lo hicieron famoso. La incidencia vino después. Fue un momento de muchas búsquedas en el rock. Habían desaparecido las bandas grandes para ese momento. Y todos estaban con todos. ‘Artaud’ trajo y dejó en el bronce la mística del rock nacional, como pocos y con alta calidad. Gran parte de ello fue la voz de Luis y su expresividad. No había buenos cantantes en general. El brillaba. Hasta Soda Stereo acusó el impacto. ‘Artaud’ es hoy un álbum de culto. Mucho más importante que en su momento. Toqué esa Stratocaster en casa de Starc. Es hermosa pintada de rojo”, recuerda el músico que forma parte de la historia del rock local.
Luis Albornoz es una de las figuras fundantes del rock en esta provincia. Los Sabuesos en 1968 fue su banda madre, con Ernesto Aráoz, Papucho Díaz, Marcelo Albaca y Dany Keter. Luego integró La Pequeña Banda de Tricupa que tocó en 1971 en Barock, el que no pocos afirman que fue el Woodstock argentino, junto a las bandas más famosas rock nacional de esos tiempos. Después de la “Leyenda en Octavo”, último trabajo de Tricupa, llegó Redd en enero de 1977, de la mano de Juan Escalante y Esteban Cerioni. “Tristes noticias del imperio” (1978) y “Cuentos del subsuelo” (1979) son sus discos y trabajos. Su debut se produce el 10 de Junio de 1977 teloneando a Spinetta en una presentación en Tucumán, y ya en diciembre de 1977 viajan a Buenos Aires y toman contacto con el grupo “MIA”, con el fin de conocer mas sobre la edición independiente. En noviembre de 1978 se presentan en Buenos Aires con buenas críticas. La producción independiente se concreta con la edición de su primer disco en 1978, con un estilo amplio en lo musical que abarcaba el blues.
Santiago Caminos: “No es, por lejos, uno de los mejores discos de rock”
“Artaud” es un álbum de rock - libro de poemas surrealista. Desde la tapa al contenido literario y musical compuesto por Luis Spinetta como tributo a su ídolo Antonin Artaud así luce. Alterna, como toda composición surrealista, canciones y melodías bellísimas de alto vuelo poético con el típico crudo sonido del rock argentino de los 70 con otras muy raras e incomprensibles que más parecen haber sido escritas por el personaje de Capusotto, José Almirante Brown. Tiene el gran valor, la novedad y el gran talento de haber sido compuesta y tocada solo por Spinetta siguiendo la línea precursora del álbum de Paul McCartney de 1970. No es, por lejos, uno de los mejores discos del rock Argentino y está aún más lejos de los peores, dice Santiago Caminos que creó La Banda de Rock and Roll hace casi 40 años, tiene algunos discos en su haber y Tripas Calientes. Cuando se lanzó “Artaud” era adolescente.
En 2019 grabó un disco como solista. Compuso el tema “Juan V. Justo” y otros como “Caretas” que son retratos de paisajes urbanos y personajes estereotipados. El blues y el rock han acompañado junto a Gonzalo Aragón en bajo y coros, Peca Vallejo en batería, y Chechi Bazzano, la mayor parte de su vida, tanto liderando bandas, como en proyectos individuales. Ha participado en los principales eventos de la provincia, como el Julio Cultural y el Septiembre Musical, en sus distintas ediciones.
Tripas Calientes debutó en agosto de 1999 en un recital acústico en el ciclo “Acariciando lo áspero” y su primer disco se llamó “Bluseando historias”. “Si algo caracteriza a esta banda es la amistad y lo familiero. Siempre estamos compartiendo cosas, tanto integrantes como ex integrantes. Yo creo que eso es lo que nos fortalece y nos permite seguir”, contó el baterista Peca Vallejo.